viernes, 2 de mayo de 2014

WhatsApp: El comienzo de una nueva experiencia

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donde he tomado la foto
Muy buenas a todos! Sois muchos los que habéis dado la lata con eso de ¿no tienes WhatsApp?, y mi respuesta era que no, por eso no me encontrabais en vuestra lista, porque no lo tenía.
Algunos han querido escuchar mis razones, otros directamente, han seguido insistiendo sin escuchar (entiendo que me oían, pero sin interés) lo que me hacía reticente a ello.
Para los que no han preguntado, porque no sabían que no tenía o porque, simplemente, entendieron que no estaba obligado a tenerlo, os expongo mis argumentos, muchos de ellos similares a las razones por las que dejé de usar el Messenger allá por el 2007 (sí, antes de que os lo cerraran a todos). Para los que no os gusta leer, he puesto al principio y en negrita+subrayado
una frase-resumen:
  • Hay otros medios para comunicarse. Creo que es un medio más de comunicación, no el único medio. Podemos comunicarnos a través del correo, Facebook (incluso a modo de conversación similar a WhatsApp), Twitter,… y no olvidemos los medios más tradicionales, aunque entiendo que no todo el mundo tiene sms gratis.
  • Si estamos a mano prefiero hablar y mirarte a los ojos. Hace no mucho, vi un video publicitario, que me hacía recordar que los medios digitales surgieron y evolucionaron para mejorar nuestra capacidad de comunicación, sobre todo con los más alejados, con aquellos con los que tenemos mayor dificultad, pero que había llegado un momento en el que los utilizábamos incluso para hablar con quienes tenemos cerca. Me gustaría que si estamos cerca me hablaras en lugar de escribirme.
  • No tengo el móvil conectado al cerebro. ¿Sabéis la diferencia entre trabajar para vivir y vivir para trabajar? Pues el móvil y todas sus aplicaciones son herramientas que utilizo, no vivo para mi móvil, tengo una vida, y bastante cargada de (pre)ocupaciones, y no me gusta discutir o que alguien se sienta mal porque no he visto que me ha escrito. Ahora también se usan, aunque con los medios digitales se utilizan menos, cuando quieres asegurarte que alguien recibe un documento o un paquete, envías un burofax o certificas el envío. Pues he escuchado, en más de una ocasión, aquello de “Yo no lo sabía” / “Ah, pues yo te lo dije por WhatsApp”… hay mil razones por las que puedo no haberme enterado (sobre todo teniendo en cuenta las caídas del servicio) o no haberlo entendido.
  • Si no contesto, por favor, no te molestes. En la línea de la anterior, si quieres una respuesta inmediata, intenta llamarme, si puedo cogértelo hablaremos, si no, lo haremos más tarde. Si no te lo cojo, o te cuelgo, ¿qué entiendes? A) No quiero contestarte; B) No puedo hablar en ese momento. Creo que, excepto en casos muy concretos, se entiende que la opción correcta es la “B”, ¿no? Pues si me escribes, no lo leo en ese momento, o lo leo y no te contesto, no significa que tenga algo contra ti, o que no me importes lo suficiente, significa que en ese momento no puedo contestarte. Bien, parece ser que esto no lo entiende todo el mundo.
  • Los grupos son para hablar de cosas que interesan a los participantes. En Facebook, si yo hago una publicación, una persona la comenta y otra ve el comentario y se pone a conversar con la primera, no sólo me llegan notificaciones a mí, sino a todos aquellos que le hayan dado a “me gusta” a dicha publicación, personas que han sido incorporados como participantes en una conversación que no les va ni les viene. Pues con los grupos de WhatsApp parece que ocurre igual, si dos personas van a conversar, lo normal es que se abran una conversación (si son dos) o un grupo (aunque luego lo eliminen), y no molesten a los demás. Si no entro, o me salgo de un grupo, no os molestéis, por favor, no he firmado ningún contrato para ello.
  • Los mensajes no tienen límite de caracteres. Twitter tiene 140 caracteres y los aprovechamos al máximo, los sms tienen 160 y llegamos a inventar una forma nueva de escribir (que causó estragos en la ortografía española). Pues resulta que WhatsApp no tiene límite, si estamos en plena conversación, puedo entender que me envíes cada frase en un mensaje, pero si entras a escribirme, pon todo lo que quieras decir de una tacada y luego le das a enviar. Con este proceder, reduciremos considerablemente el número de notificaciones (lo que yo llamo a veces la metralleta). Y en un grupo, aunque sea una conversación activa, facilitaremos el trabajo al que se ha ausentado un momento.

Con estas argumentaciones, hay quien no ha quedado convencido, tampoco lo necesito, pero ha habido una razón que ha hecho que decida comenzar a utilizarlo. Soy de los que vive en forma online y en forma física, y si utilizo todos mis sentidos en mi dimensión física, en el sexto continente tengo que utilizarlos también. Los que formamos iMisión, defendemos la importancia de estar en la red (no utilizarla), porque no es un conjunto de cables, sino un lugar habitado. Si alguien quiere charlar (para no extenderme aquí) sobre mi cambio de perspectiva, me encantaría hacerlo.
Por ello, descargaré próximamente la app, espero disfrutarla.
Israel Jesús Ortega Gómez, cm
P.D.: Utilizaré el móvil 659xxxx18, no el 669xxxx19.

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