sábado, 19 de junio de 2010

El plan salvador de Dios

Domingo XII T. Ordinario. Ciclo C
Za 12, 10-11. 13,1; Sal 62, 2-9; Ga 3, 26-29; Lc 9, 18-24

Las lecturas de este domingo nos ofrecen una cierta unidad temática en torno al Plan Salvador de Dios: Cristo Jesús aparece como el centro de esta historia de salvación. El discípulo de Cristo, si de verdad quiere seguir el Evangelio, habrá de estar continuamente ajustando “sus planes” al plan de Dios. Frente a nuestros planes: aspirar al poder y a los honores, el prestigio, la comodidad y la seguridad, el deseo de sobresalir o el egoísmo en toda línea, Dios escoge siempre unos medios sencillos y está siempre cercano a los problemas y necesidades del pueblo.

Dios para realizar su plan, no busca sus propios intereses, sino nuestro bien. Se entrega totalmente a los demás. Los medios que Dios escoge para salvarnos son sencillez, humildad, abajamiento y cruz

Dios para continuar su obra de salvación en el mundo, escoge medios sencillos, ocultos y pobres. Los medios por los que Dios nos santifica, los sacramentos, se sirven de elementos corrientes: agua, pan, vino, aceite. Si queremos ser auténticos cristianos, tenemos que cambiar nuestra mentalidad egoísta y soberbia, nuestro afán de dominio, de sobresalir, de prestigio personal, de comodidad, mediante una actitud de sencillez, desprendimiento, humildad y abnegación: seguimento de Cristo.

El Hijo de Dios se rebajó hasta tomar nuestra naturaleza humana, pero se humilló más en su Pasión y muerte. En la Eucaristía sigue esta línea de abajamiento y se hace pan y comida nuestra.

José A. Sánchez Herrera, sacerdote

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