sábado, 26 de diciembre de 2009

Dios deja a su Hijo en la tierra



Domingo IV Adviento. Ciclo C
Si 3, 2-6.12-14; Sal 127, 1-5; Col 3, 12-21; Lc 2, 41-52

Hoy, día de la Sagrada Familia, recordemos a tantas familias abrumadas por sus problemas. Y preguntémonos: ¿Es la familia de Nazaret un espejo donde ellas pueden mirarse? ¿O sólo es el modelo para las familias perfectas?

La familia de Jesús tuvo problemas. Unos venían de fuera: las angustias de la pobreza, del rechazo de la gente, del desamparo, de la persecución, del destierro… Otros nacían dentro: las dudas de José, mientras María, indefensa, veía cómo se humedecían los ojos de su esposo; el hijo, que traía a sus padres de cabeza. No comprendían sus palabras ni sus actitudes, cuando despuntaba su autonomía personal: “Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados”. Como ocurre hoy entre tantos padres e hijos. Pero la familia es el triunfo del amor, que tiene su origen en Dios, a cuya imagen fuimos creados.

Las tormentas familiares, ante el Amor, se convierten en arco iris de paz, en comunión de vida. Ahí, en la realidad más hermosa, importante e influyente de la humanidad, aprendemos a crecer como personas.

En algunos ambientes, se ha absolutizado un modelo de familia de “solidaridad cerrada”- mi sangre, mi grupo, mi raza-. Jesús relativizó el valor de este tipo de familia: “mi madre y mis hermanos son los que escuchan la palabra de Dios y cumplen su voluntad” (Lc 8, 20-21). En Nazaret se amaron con ese amor que sabe salir de sí, perdonar, dialogar, confiar, respetar, comprender, darse a los demás. “Su uniforme era: la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión…y, por encima de todo esto, el amor”.

Cristo, conviviendo en una familia, purificó y redimió esta realidad para convertirla en fuente de bendición y alegría, en sacramento de la presencia de Dios. Él vino para dar vida a una gran familia en el Espíritu: los creyentes que, sentados a la mesa de Cristo, son un espacio amoroso de humanización, de personalización, de encuentro gozoso con el Señor, de interioridad, de fuente de solidaridad y libertad, de búsqueda común de respuestas y soluciones a los problemas del momento. Ojalá nuestra Iglesia peregrine en esa dirección y que suceda igual con nuestras familias para que sean una íntima comunión de vida y de amor, una cuna y escuela de humanidad y una iglesia doméstica.

La Eucaristía es una experiencia de familia. Celebra el amor del Padre, entregado en el Hijo y en el Espíritu, y el amor de los hermanos, congregados para compartir la misma mesa. Que venga a nosotros el Reino. ¡Sed felices!

Antonio Ariza, sacerdote

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Feliz Navidad


Pauperibus evangelizare misit me. ¡Qué dicha, padres, qué dicha!
¡Hacer aquello por lo que nuestro Señor vino del cielo a la tierra,
y mediante lo cual nosotros iremos de la tierra al cielo!
¡Continuar la obra de Dios, que huía de las ciudades
y se iba al campo en busca de los pobres!
En eso es en lo que nos ocupan nuestras reglas:
ayudar a los pobres, nuestros amos y señores.
San Vicente de Paúl


. Que el amor de Dios hecho hombre, y la fuerza del espíritu que volvió a nosotros a través de San Vicente os acompañe y os colme de gozo en estos días de fiesta. Que el consumismo no entre en vuestras vidas y seamos capaces de compartir con los que más lo necesitan.

. Compartamos nuestra sonrisa al menos durante estos días, sólo Dios sabe cuántos se contentarían sólo con poder disfrutar de ella.

. Rezad por mí como yo lo hago por vosotros, todos necesitamos de Dios, tanto en los momentos buenos como en los no tan buenos.

. Gracias por ser parte de mi vida y por acompañarme y apoyarme en mi camino.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Isabel y María unidas en el espíritu

Domingo IV Adviento. Ciclo C
Mi 5, 1-4a; Sal 79, 2-3. 15-19; Hb 10, 5-10; Lc 1, 39-45

Este cuarto domingo de Adviento hace inminente la venida del Salvador. El pueblo, las masas de hombres sencillos, pobres, anónimos, explotados… continúan esperando en su vida, consciente o inconscientemente, la llegada de un Mesías. Jesús es el Mesías porque viene a salvar no sólo las almas sino los cuerpos, no sólo los individuos sino las colectividades y estructuras.

Los dones mesiánicos que nos trae son los que necesitamos más: la libertad de todas las esclavitudes que parten del pecado, la justicia, la misericordia, la paz. El Salvador mesiánico no viene a distraer al pueblo, sino a hacerle tomar conciencia de que puede librarse de las cadenas del poder, del odio y de las injustas desigualdades, convirtiendo la humanidad en la casa de la fraternidad. Desde el momento de la Encarnación todo empieza a ser nuevo.

Es la Nueva Alianza: “tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo”. Y, cuando Cristo entró en el mundo, su primera palabra fue: “Sí, aquí estoy para hacer tu voluntad”. Se inicia un nuevo culto. Ya no sirven los sacrificios cruentos ni las víctimas expiatorias. Dios prefiere la misericordia al sacrificio. Dios sólo quiere el amor, nuestra entrega confiada, como la de Cristo y María: “aquí estoy…”

María, embarazada, movida por el espíritu de caridad, se levanta y se pone en camino para visitar a Isabel. La actitud de María, puesta en pie por el anuncio del ángel, nos remite al sentido de la escucha cristiana, que nos debería poner en pie, levantarnos, curarnos, resucitarnos.

Es un impulso contrario a la pasividad o a la pereza. El relato es un canto y un encanto de caridad, de servicio, una sinfonía de alabanza y agradecimiento al Señor. En el origen de todos estos actos está la infinita misericordia de Dios. El Magníficat que proclama María es el canto de los pobres de Yahveh, que confían en Dios porque saben que Él cumple su palabra y ha optado por ellos.

Si no queremos tener una fiesta sin festejar y quedarnos sólo en la cáscara de la Navidad, tenemos que empequeñecernos y, llenos de amor, abrirnos al Otro y a los otros. La Navidad tiene la fragancia, el calor y el color de la humildad, de la solidaridad, de la austeridad y no del consumo voraz y egoísta o de la alegría frívola, chabacana, postiza. Que la Madre de la Caridad y de la Visitación nos ayude a ser para los otros un hermano y que ellos nos vean y sean para nosotros como un regalo del cielo. La Eucaristía nos invita a “salir” de nosotros para entregar la vida cada día de nuestra biografía. Que venga a nosotros el reino.

¡FELIZ NAVIDAD!

Antonio Ariza, sacerdote

domingo, 13 de diciembre de 2009

El camino para llegar a Jesús pasa por la Justicia


Domingo III Adviento. Ciclo C
So 3, 14-18a; Sal Is 12, 2-6; Flp 4, 4-7; Lc 3, 10-18

Hoy es el domingo de la alegría. Escuchamos una invitación a la alegría auténtica, la que viene del Señor, la que surge desde lo más profundo del alma, como un manantial que llena el corazón, y no la que se vende en los más diversos mercados: un surtido de antivalores (dinero, poder, fama, drogas, sexo…) que, aunque se pregonan como autopistas de la felicidad, conducen a la ruina, a la dependencia y a la muerte.

El domingo Gaudete nos recuerda esta dimensión necesaria de la vida cristiana: “Estad siempre alegres en el Señor”.

La razón más sólida de esta alegría es el amor de Dios, misericordioso y apasionado, manifestado en Jesucristo. Pablo consuela y fortalece la fe de los filipenses: “El Señor está cerca” de cada ser humano. Es parecido a lo que dice el ángel a María: “El Señor está contigo”. Y, “si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?”, añade Pablo en otro lugar. Sofonías nos dibuja a un Dios enamorado, “que se goza y se complace en ti, que te ama y se alegra con júbilo”, que baila alegremente. ¿Qué imagen tenemos y proyectamos de Dios? La más grande experiencia cristiana es saber, “saborear”, que Dios te ama, nos ama. Y nos quiere no porque seamos buenos, sino porque Él lo es: Dios es amor. Esto no lo entendían los fariseos. Creían merecer la vida eterna por sus méritos. Dios es gratuito, pero no superfluo, dirá González Ruiz.

Revisemos cómo hablamos de Dios y cómo celebramos la fe, el tono de nuestros documentos… ¿Realmente transmitimos la Buena Noticia de Jesús o un código de normas que asfixian? En Jesús sabemos cómo nos mira Dios cuando sufr imos, cómo nos busca cuando nos perdemos, cómo nos entiende y perdona cuando lo negamos.
¡Cuántas ideas raquíticas, falsas, de Dios hay que “desaprender”! El Vaticano ll nos avisa sobre el origen del ateísmo por una exposición deficiente de la doctrina o de la educación en la fe (GS 19).

Ésta es una alegría comprometida y compasiva, no alienante. No está reñida con el sacrificio y el esfuerzo liberador. Juan preparaba los caminos del Mesías, predicando la solidaridad: “quien tenga dos túnicas que las comparta con el que no tiene”; la justicia: “no exijáis más de lo establecido”; la no-violencia: “no hagáis extorsión a nadie”.

Jesús vendrá a cambiarnos la mente y el corazón, con un programa de vida digna y feliz: las bienaventuranzas (Mt 5, 1-13). La Eucaristía es la fuente, el centro y la cumbre de esa vida. Que venga a nosotros el reino. ¡Sed felices!

Antonio Ariza, sacerdote

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Pasó una tarde, pasó una mañana


Muchos kilómetros, bastantes folios, dos horas.

El retiro acabó, el día en Barcelona se aprovechó, hubo tiempo para estudiar y para mirar. Nos despedimos de nuestros cohermanos y volvemos a Madrid.

Intento estudiar por el camino, pero las películas son irresistibles para mí, además llevo un fin de semana con demasiadas cosas en la cabeza, no me vendrá mal despejarme un poco. "Un gran día para ellas", una película entretenida.

Llegamos, nos recibe un Focus blanco con tres abrazos (uno para cada uno) esperando dentro, acompañados, cada uno, con un "¿Qué tal?". Charlamos, nos ponemos al día, llegamos a casa. Deshago las maletas y bajo a la comida, tanto que compartir y tan poca atención...

Una tarde de estudio entre cabezadas, el tema es aburrido, al menos para el que no entiende mucho de esto.

Una cena rápida, una duchita y a la cama. Pasó una noche, pasó una mañana, el día del examen.

Se me olvida coger folios (aunque me los den, no quería arriesgarme), se me olvida coger un bolígrafo de emergencia (menos mal que siempre llevo uno en la maleta, porque efectivamente, dejó de pintar el primero a mitad de examen).

Tras una clase interesante (si, interesante, ¡he cogido hasta apuntes!) de Fª de la Religión, llega el momento. Mi compañera me dice "que el Espíritu Santo nos ilumine" a lo que contesto "sí, pero con un retroproyector y una transparencia, si se puede pedir".

Tengo frente a mí el examen. No parece muy difícil, pero al leer las preguntas, siento como se ha borrado la primera mitad de lo que me miré, menos mal que hay que elegir 2 de 3.

He escrito bastante, más de lo que me esperaba, pero seguro que menos de lo que la profe espera. Todo queda en manos de Dios, yo al menos no estoy triste, pudo ser peor. Además, tan sólo he tenido que esperar 5 min (40 desde que comenzó el examen) a que se levantara el primero a entregar. Me levanto y a trompicones salgo del pasillo, levanto la mirada y la profe con un folio en la mano "¿quieres otro?", "no gracias, si a lo que voy es a entregar..."

Bajo a la cafetería y como algo, a las 13 tengo dos horas de clase más, la "seño" no quería perder horas de clase con el examen, así que nos las ha puesto después.

Por fin, las 14:30, media hora antes, la profe lee en nuestras caras que estamos cansados ¡menos mal, pensé que tendríamos que ponérselo en el retroproyector!

Vuelvo en el tren acompañado por algunos de mis compañeros, y veo como se les cambia las caras cuando los antiguos les adelantamos como serán los exámenes... pobres...

La tarde ha sido un poco relajada, y la tarde-noche muy animada, bajé a comprar con Nacho y como siempre, nos reímos a carcajadas con nuestras tonterías.

El cierre de la noche, lo mejor, un mensajito... Gracias, ya estoy mejor, y yo tb te quiero! ;-)


domingo, 6 de diciembre de 2009

Retiro de adviento

La Oración, la Comunidad, la Misión.

El encuentro personal con Dios, la base de todo hombre es la vida social, la misión de todo cristiano es evangelizar a todos los pueblos.

Está siendo un fin de semana duro, aunque enriquecedor. Estamos bajo el Tibidabo (o como se escriba), en una casa de ejercicios de HHCC. Cinco estudiantes, un hermano, un padre ayer dos hoy.

El día de ayer fue intenso, una corta introducción y mucho tiempo personal, para rumiar todo, hoy me ha cundido un poco menos, hubo mucha conferencia y poco material para trabajar individualmente (a no ser que se tomaran apuntes de lo que decía)...

Cuando más tiempo pasa menos cristiano me veo, más obligación menos devoción, la oración personal se ve ahogada por Laudes, Intermedia, Vísperas... y tengo que remediar eso, o moriré.

Critico, critico, y critico a los que no piensan como yo, a los que no piensan como la mayoría de los jóvenes que vamos llegando, o que llevan poco tiempo. Pero no me miro la viga que tengo en mi ojo, no me miro en el espejo, ¡cuánto por mejorar! Es más fácil criticar la conducta del otro...

Las tres primeras semanas de adviento son escatológicas y la última es mesiánica (16-24dic), es decir, en todo el adviento se habla de la venida de Jesús, pero en las escatológicas se espera la segunda venida, y en la última se espera la primera venida. Tenemos que allanar el camino al señor.

He pasado por diferentes etapas, algunas buenas, otras malas y otras peores, he llegado a derrumbarme, aunque conseguí levantarme pronto, las heridas aún están abiertas. A la pregunta "¿Estás contento?" no sé que responder, porque si digo que sí, estaría mintiendo porque ni estoy totalmente agusto en casa, ni me van genial los estudios, ni nada. En cambio si digo que no estoy contento, también miento, pues estoy en el camino que he elegido, el camino que Dios me ofreció y que elegí en mi libertad, hoy sigo eligiendo estar aquí.

Dios dirá como termina este finde, y como termino el examen... Cuando me lo diga, os lo cuento...

sábado, 5 de diciembre de 2009

Preparad el camino


Domingo II Adviento. Ciclo C
Ba 5, 1-9; Sal 125, 1-6; Flp 1, 4-6.8-11; Lc 3, 1-6

Aun cuando los tres primeros versículos del evangelio –datos históricos– parezcan anecdóticos, son fundamentales. Lucas nos quiere decir que Jesús no es un personaje mítico, sino real, histórico.

Jesús es el nuevo Adán (Lucas remonta hasta él su genealogía), el Hombre Nuevo que nos trae la salvación.

Hacia los años 28/29 de nuestra era, apareció en la escena de Palestina un profeta de Dios, llamado Juan, que recorría la comarca del Jordán “predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados”. Juan viene a preparar el camino al Señor y a denunciar la hipocresía. Él, con María y con los profetas del AT, son los personajes más característicos del Adviento.

Todo parecía estar en orden. Desde su refugio en la isla de Capri, el emperador Tiberio gobierna las naciones, sin que sus legiones tengan que intervenir; Herodes va haciendo su pequeño reino; Pilato rige con dureza la región de Judea; en Jerusalén se vive con una relativa paz: Caifás, sumo sacerdote, se entiende bien con Pilato, en un difícil equilibrio de intereses.

Pero, mientras todo marcha bien, ¿quién se acuerda de las familias que pierden sus tierras en Galilea?, ¿quién piensa en los indigentes, que no tienen sitio en el imperio?, ¿adónde pueden acudir los pobres, si desde el templo nadie los defiende? Allí no reina Dios sino Tiberio, Herodes, Pilato, Caifás.

Ante esta situación, Dios tiene algo que decir. Su palabra no se escucha en la villa imperial. Nadie la oye en el palacio de Herodes, ni en la mansión del gobernador, ni en el recinto sagrado del templo.

“La Palabra de Dios vino sobre Juan, en el desierto”. Esta llamada a cambiar, a abrir caminos nuevos, sólo se puede escuchar allí donde se vive de lo esencial, en la libertad de la verdad, sin las cadenas del tener, del poder, de las apariencias.

Y este es nuestro gran drama. Instalados en la sociedad del bien estar, refugiados en una religión que pasa de la vida (Lc 19, 30-37), vamos olvidando lo esencial. Nuestro modo de pensar y de vivir está bloqueando el camino al Señor. Hay que cambiar: rebajar nuestra autosuficiencia y elevar la dignidad de las personas, como buenos samaritanos, como Jesús.

Pablo pide para los filipenses: “que crezca su amor y la sensibilidad para captar los valores”. La Eucaristía, mesa compartida, anticipa esa realidad transformada de la nueva humanidad. Este domingo nos prepara para la fiesta de la Inmaculada, que nos introduce en el misterio del Adviento. María acepta el misterio de Dios, sin entenderlo, acogiéndolo en su corazón creyente y en sus entrañas solidarias. ¡Ella nos lleva a Jesús! Que venga a nosotros el reino. ¡Sed felices!

Antonio Ariza, sacerdote

viernes, 4 de diciembre de 2009

Puente de la Constitución y la Inmaculada

http://staybarcelonaapartments.com/Temperatura fría, cielo esforzándose por abrir, sala vacía. Yo frente a mi ordenador, escuchando música con el Spotify sin cascos, no molesto a nadie.

La mañana universitaria comienza con treinta minutos de conversación interesante con mi profesora, mi compañero no se incultura, ha perdido el interés por el curso y eso no sólo le afecta a él. La mañana continuará con dos horas de griego tras este descanso, dos horas en las que el profesor entonará el mea culpa porque hoy no he podido traer ejercicios hechos, estoy saturado.

A la vuelta del puente me espera el primer examen del curso, Hª de la Fª Moderna, Pascal y Descartes deben salir de mi bolígrafo, pero... ¡aún no están en mi cabeza! Y no, no puedo aprovechar estos días para meterlos, no estaré aquí.


Marchamos Antonio, Nacho y yo a Barcelona, tenemos un retiro espiritual de adviento, a las 17:00 sale nuestro tren, y tras algo más de dos horas y media estaremos en tierras catalanas.

Los ejercicios serán el sábado y el domingo, y el lunes lo dedicaré a estudiar mientras otros pueden aprovechar para ver la ciudad, yo no, en esta ocasión me tendré que conformar con estar aquí y quizás con dar un corto paseo.

El martes por la mañana ya estaremos en Madrid de nuevo, y la sobrepresión no dejará que entren cosas nuevas en mi cabeza, aún así lo intentaré...

Deseadme suerte, rezad por mi alma pecadora, por no ser capaz de trabajar al 100% cuando no hay presión.

Y la presión no acaba con el examen, aún quedan trabajos por entregar, y regañinas que recibir.

Disfrutad del puente, yo lo voy a intentar.